Niños con problemas de conducta

Problemas de conducta en niños

Niños con problemas de conducta

Niños con problemas de conducta

Todos los niños no siempre se comportan como los padres queremos. Hay varias razones para el mal comportamiento de un niño y varias maneras, como padres, de ayudarles a mejorar.

Los comportamientos difíciles incluyen:

• El uso de malas palabras.
• Comportamiento agresivo o violento.
• Daños a la propiedad.
• La mentira.
• El robo.
• Negativa a cooperar con tareas como vestirse por la mañana, ir a la cama por la noche o hacer los deberes.

La mala conducta intencional y no intencional

Los niños pueden tener una conducta accidental o intencional. Es importante distinguir entre las dos.

Por ejemplo:

La mala conducta por accidente

Durante un juego amistoso, el niño de ocho años hiere a otro debido a una piedra enterrada de manera accidental dentro de una bola de nieve.

La mala conducta intencional

Tu hijo roba una barra de chocolate en la tienda de la esquina debido a que te niegas a darle su dinero con dos días de antelación.

¿Por qué los niños tienen problemas de conducta?

Las causas de la mala conducta pueden ser muy evidentes.
Aquí hay algunas posibles razones:

Impulsividad y falta de experiencia

A menudo, el mal comportamiento es el resultado de una falta de prudencia o sentido común en el niño. Por ejemplo, el niño de ocho años que hizo una bola de nieve estaba emocionado y quería divertirse (impulsividad). Todavía es demasiado joven para darse cuenta que incluso las acciones más inocentes pueden ser peligrosas cuando se ejecutan sin cuidado (inexperiencia).

Se revuelven contra las reglas

A nadie le gusta que le digan qué hacer, incluido los niños. Sin embargo, constantemente les decimos qué hacer y cómo hacerlo. Por lo tanto, no es sorprendente que se porten mal a causa de resentimiento o enojo. Por ejemplo, tu niño de tres años puede golpear a un compañero por su insistencia en pedirle que comparta sus juguetes. Del mismo modo, tu hijo adolescente puede protestar y cerrar la puerta de su cuarto con fuerza después de que se le pregunte, varias veces, cuándo va a limpiar su habitación.

Un sentimiento de resentimiento e ira a causa de un trato injusto

A veces pagamos nuestra propia ira y frustración sobre nuestros hijos. Les gritamos porque son ruidosos, mientras que la verdadera razón de nuestro enfado proviene de algo que nos ocurrió en el trabajo. Alguna vez todos nosotros podemos de actuar de esa manera. Sin embargo, si se convierte en un hábito, nuestros hijos, con el tiempo, responderán mostrando comportamientos de resentimiento e ira.

La frustración causada por demasiada presión

A veces, empujamos a nuestros hijos a alcanzar metas demasiado grandes y de manera demasiado rápida. Si empujamos a un niño a que se coloque sobre unos patines antes de que físicamente esté listo para hacerlo, o le hacemos participar en juegos que son demasiado difíciles para su edad, podría negarse a aprender cosas nuevas, incluso en la escuela.

Miedos: real o imaginario

Si tu hijo, de repente, se niega a hacer las cosas que solía hacer, puede deberse a un temor real o imaginario. Por ejemplo, tu hijo puede negarse a subir al autobús de la escuela porque le asusta un niño más grande que él que viaja en el mismo autobús (real). También, puede negarse a ir a la cama porque cree que un dinosaurio está escondido en su armario (imaginario).

Estrategias para niños con problemas de conducta

Entre las cosas más importantes que podemos hacer está la de ser pacientes, no perder la calma y recordar que el cariño siempre da mejor resultado que el castigo.

Dirígete al niño con toda la calma y amabilidad que puedas.

¿Mi hijo sabe que le queremos?

Asegúrate de que tu hijo sabe que le quieres. Sabemos que el amor atrae amor. Es mucho más difícil para una persona, independientemente de su edad, comportarse de manera que haga daño a un ser querido.

¿Puede mi hijo tomar decisiones?

Obviamente, en algunas situaciones, es imposible darles esa opción a los hijos. Un comportamiento peligroso y destructivo, deshonesto o grosero, debe ser corregido y los niños deben aprender a reconocer los límites. Dales, sin embargo, cierta libertad de elección: la ropa, la comida (siempre que sea nutritiva) y la planificación de su tiempo entre las tareas y el juego.

¿Mi hijo lo hizo a propósito?

Enfadarse con un niño por su mala conducta debido a su falta de prudencia o sentido común, puede hacer más daño que bien. En el caso del niño de ocho años que lanzó la bola de nieve, se podría abordar este problema aprovechando la oportunidad de enseñarle algunas lecciones básicas de seguridad. Sin embargo, es posible que tengas que repetir estas lecciones muchas veces antes de que tu hijo pueda, por sí mismo, evaluar los riesgos.

¿Si me enfado con mi hijo será peor?

Supón que tu hijo de tres años, antes de ir a su dormitorio, rompe una cadena de perlas después de ser reprendido. Está enojado y si tú reaccionas con furia, su ira hará que le sea difícil superarlo.

Dile a tu hijo que entiendes por qué está enojado. Anímale a expresar sus sentimientos con palabras y encuentra una solución para reparar el daño.

Aprende a utilizar un método de descanso para ayudar a tu hijo a encontrar calma y autocontrol

Dale un momento de soledad, no como castigo, sino para darle la oportunidad de recuperarse de un episodio de mala conducta. Envía a tu hijo a su habitación y consigue que lea, coloree o juegue con su juguete favorito hasta que se canse. A continuación, intenta hablar con él constructivamente del problema de su comportamiento.

¿Le pusiste un castigo demasiado duro?

Si castigaste a tu hijo cuando estabas enojado, es posible que tengas la impresión de haber sido demasiado estricto. Confía en tus sentimientos. Recuerda que cambiar de opinión no es, necesariamente, un signo de debilidad. Los niños tienen un sentido muy pronunciado del «juego limpio» y respetan al adulto que cambia de opinión con el fin de ser justo.

Trata de establecer rutinas regulares para tus hijos

Los niños necesitan la seguridad que proporcionan las actividades rutinarias y habituales en un entorno estable. Seguridad y estabilidad ayudan a que los niños se comporten de manera estable y cooperen.

Saltarse alguna vez la rutina para evitar el aburrimiento

Una vez establecidas, las rutinas pueden alterarse por razones especiales. Las actividades fuera de la rutina dan a los niños la oportunidad de divertirse y ver cosas nuevas a sabiendas de que, con el tiempo, van a regresar a la seguridad de su rutina normal.

Recuerda que cada niño necesita saber que hay límites

Impón límites con calma pero con firmeza, insistiendo en determinadas normas de conducta. Así darás sensación de seguridad a tu hijo.

Cuando tu hijo se porta mal: consejos para una disciplina efectiva

Problemas de conducta en niños

Problemas de conducta en niños

La disciplina es una forma de educación para tu hijo. Cuando es positiva tiene los siguientes objetivos:

• Protege a tu hijo del peligro.
• Le ayuda a aprender a controlarse a sí mismo.
• Le ayuda a desarrollar un sentido de responsabilidad.
• Le ayuda a inculcar valores.

Como padre has forjado un vínculo único con tu hijo. Si utilizas la disciplina de una forma más respetuosa, coherente y justa, conseguirás efectos positivos duraderos.

¿Cómo conseguir que con disciplina todo funcione bien?

La mejor manera de lidiar con un comportamiento difícil, es prevenirlo para evitar que el niño adopte comportamientos inaceptables. En tales situaciones, el niño debe comprender que la disciplina es justa. Si las medidas no son constantes (siempre las mismas, dentro de lo posible), tu hijo se sentirá confuso.

Modificación de conducta en los niños

• Alábale y dale afecto con regularidad.
• Proporciónale descanso entre las actividades y habla con tu hijo para que sepa a qué atenerse.
• Dale opciones realistas que encuentres aceptables.
• Acepta los errores.
• Ponte de ejemplo.
Explícale a tu hijo lo que esperas de él y dale buenas reglas de conducta. Reglas y límites.
• Ayúdale en el desarrollo de su etapa infantil.
• Ayuda a tu hijo a controlarse a sí mismo.
• Protege a tu niño de su entorno.
• Háblale en un lenguaje sencillo.
• Trátale con firmeza, respeto y amabilidad.

¿Cómo debes reaccionar ante su mal comportamiento?

Las medidas disciplinarias que utilices dependerán de la edad, grado de desarrollo y personalidad de tu hijo, así como de muchos otros factores. He aquí algunas estrategias que te ayudarán a:

Reorientar a tu hijo hacia otra actividad

• El cambio, la transferencia de una actividad a otra, funciona bien con los niños pequeños y, a veces, con los niños mayores.
• Cuando orientes a tu hijo explícale lo que no quieres que haga para que aprenda.

Consecuencias lógicas

• Aplica consecuencias claras para las malas acciones directamente relacionadas con el comportamiento. Por ejemplo, si tu niño lanza comida al suelo, pídele que te ayude a recoger el desorden.
• En los niños pequeños, el resultado debe ser inmediato. Por ejemplo, a un niño que juega demasiado bruscamente, puede obligársele a jugar lejos de otros niños durante un corto espacio de tiempo.

Anímale a la resolución de los problemas

La resolución de los problemas ayuda a tu hijo comprender las consecuencias de sus acciones. Ayuda a tu hijo a encontrar una solución para su mal comportamiento.

Utiliza un período de reflexión

El período de reflexión es una forma de sacar a tu hijo de una situación en la que adopta un comportamiento inaceptable.

¿Qué pasa si mi hijo tiene una rabieta?

Las rabietas son una parte normal del desarrollo del niño. Son causadas por intensas emociones negativas que es incapaz de controlar o expresar de otra manera.

Puedes evitar algunos berrinches

• Alaba a tu hijo por su buen comportamiento.
• Evita los factores desencadenantes siempre que sea posible, como el hambre o exceso de fatiga.
• Distrae a tu hijo y redirígele a otras actividades.
• Pídele a tu hijo que se exprese de manera diferente cuando esté enojado.

A menudo se puede acortar una rabieta

• Interviene antes de que tu hijo pierda completamente el control.
• Proporciónale un ambiente tranquilo para que admita su frustración. Explícale que aunque esté enojado, no puede golpear.
• Ayuda a tu hijo a resolver su problema o frustración.

Si hace rabieta

• Ignora su comportamiento.
• Observa a tu niño para asegurarte de que no corre peligro.
• Si tu hijo se enoja y pierde el control puede ocasionar daños o lesiones a las personas de su alrededor. Evítalo sujetándole. Hazlo con cuidado para evitar hacerle daño. Bajo ninguna circunstancia se debe utilizar el castigo corporal.
• Una vez que la crisis haya terminado, dale agua para beber o lávale la cara.
• Oriéntale hacia una actividad nueva que sea interesante.

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