Imagina vivir en un mundo que no entiendes completamente y en el que no sabes cómo reaccionar. Para numerosas personas alcanzadas por autismo, he aquí la gran separación que existe entre su mundo y la realidad exterior.
El autismo es una afección que afecta al desarrollo de una persona entre dos mil. Los primeros signos de autismo se manifiestan antes de los tres años.
El autismo es de dos a cuatro veces más frecuente en el caso de los chicos que en el caso de las chicas. Las personas alcanzadas por autismo pueden sufrir deficiencia mental hasta cierto punto.
Causas
Probablemente haya diversidad de factores que lleven al autismo, pero ningún lazo concluyente ha sido establecido.
Hay datos que indican que ciertas personas alcanzadas por autismo tienen un desequilibrio químico en el cerebro, una subida de las tasas de serotonina. Sin embargo, ignoramos por qué este desequilibrio provocaría el autismo.
La herencia también puede representar un factor. En el momento de estudios entre gemelos idénticos entre los que uno padece de autismo, las posibilidades de que el otro también lo desarrolle son de cerca del 85 %. La probabilidad de autismo entre los hermanos de una persona autista es superior a la frecuencia observada en la población en general.
Síntomas del autismo y complicaciones
El signo más evidente de autismo en un niño es su incapacidad para interactuar socialmente. Los bebés o los niños de pecho no reaccionarán a las sonrisas, a los juegos vocales, a otros estímulos o las actividades en su entorno inmediato.
Los niños no seguirán con los ojos a los otros, ni establecerán contacto visual. Los niños alcanzados por autismo no comprenden ni la expresión de la cara ni el lenguaje corporal de otra persona. Pueden no hallarse en situación de establecer lazos afectivos y sociales.
Además, gran número de niños alcanzados por autismo no adquieren competencias lingüísticas y es poco probable que los que las alcancen entablen una conversación. Sin embargo, no es inhabitual en un niño alcanzado por autismo repetir frases oídas en el momento de una conversación o en el pasado.
Esta tendencia al ensayo se manifiesta en otros comportamientos asociados con autismo. Ciertos movimientos o gestos – por ejemplo, golpeos de las manos o una torsión de todo el cuerpo – serán repetidas muchas veces.
El niño no participa en los juegos que surgen en la imaginación, pero puede aprender e imitar gestos. A título de ejemplo, un niño que parece jugar al teléfono -descolgar, hablar, volver a colgar- lo hará exactamente de la misma manera y en el mismo orden la vez próxima. Esto no es un signo de una imaginación activa, sino más bien el ensayo de un comportamiento aprendido.
El aprendizaje también se produce de manera errática: aquello de lo que un niño parece haberse enterado un día posiblemente será olvidado el día siguiente.
El niño alcanzado por autismo tiende a mantener un orden riguroso de su propia gente. Su juego puede consistir en alinear objetos o en dejarse fascinar por el aspecto particular de un juguete – sea su textura, olor o color – más que interesarse por su función.
Las personas alcanzadas por autismo, a menudo, esperan encontrar una rutina en un medio que no cambia: el hecho de servir una comida cinco minutos más tarde de lo habitual puede provocar una crisis de furia. El quitar un objeto de su sitio acostumbrado puede ser extremadamente penoso para él y provocar una reacción que cesará solamente después de que el objeto haya sido devuelto al sitio acostumbrado.
Otros comportamientos asociados con autismo incluyen:
· Actos de automutilación.
· Costumbres anormales en materia de alimentación, consumo de bebidas o sueño.
· Ausencia de miedo o de temores irracionales.
· Actividades e intereses limitados.
· Cambios de humor.
· Corta duración de la atención.
· Una reacción inesperada a un estímulo (falta de interés o susceptibilidad extrema).
Aunque las personas alcanzadas por autismo pueden presentar problemas diversos del desarrollo, pueden tener puntos fuertes que varían de una persona a otra, como cierto talento para la música, las matemáticas, etc.
Diagnóstico
Con la ausencia de causas claramente definidas, no existe un examen simple para establecer si un niño padece o no autismo. El médico, el psicólogo o el psiquiatra se basarán en las dificultades sociales del niño, la estructura de su comportamiento y sus pobres habilidades en materia de comunicación, para establecer un diagnóstico de autismo. Habitualmente, descubrimos el autismo antes de los tres años de edad.
Es importante que un médico verifique la causa de estos comportamientos para poder dar el diagnóstico exacto y planificar el tratamiento apropiado.
Tratamiento del autismo y prevención
No existe medio de curar el autismo. Es posible utilizar medicinas para reducir ciertos síntomas, como los comportamientos muy agresivos o auto destructores. Las causas de esta enfermedad no se conocen bien y no es posible poner tratamientos médicos específicos.
Entre los tratamientos existentes el más importante es la modificación del comportamiento. Los programas están muy estructurados y se concentran en el aprendizaje del lenguaje y de ciertas habilidades sociales. El tratamiento alcanza una eficacia máxima si es instaurado a una edad precoz. Además de sacar provecho de los cuidados psiquiátricos, es útil que los niños alcanzados por autismo trabajen con un equipo donde los padres se junten a pedagogos, psicólogos, ortofonistas y ergo terapeutas. Es esencial individualizar el tratamiento a las necesidades de cada niño y darle acceso a un equipo médico.
Un tratamiento precoz mantenido a largo plazo puede revelarse eficaz y ciertos niños conocerán una mejoría de sus competencias lingüísticas y sociales según vayan avanzando hacia la edad adulta. Una mejor comunicación y experiencias diarias significativas pueden mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por autismo.
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