Desobediencia, rabietas… Tu hijo podría estar sufriendo «trastornos de conducta».
Esta nueva enfermedad puede centrarse en un problema psicológico controvertido y todavía mal evaluado.
En algunos casos, el profesor de tu hijo puede decirte que tu pequeño es demasiado inquieto.
Cómo reconocer los trastornos de conducta
Los trastornos de conducta son un conjunto de comportamientos más o menos violentos en niños y adolescentes:
En los niños:
- Oposición.
- Desobediencia.
- Enfados repetidos.
- Agresividad.
En adolescentes:
- Golpes.
- Lesiones.
- Deterioro.
- Fraude.
- Robos.
Demuestran, en su mayoría, comportamientos agresivos hacia personas y animales. Destruyen objetos y muebles.
Un círculo vicioso
Si tu hijo se enoja una vez en la semana, llora y grita, no importa. Si sucede varias veces a la semana o todos los días, puede haber un trastorno de conducta.
Del mismo modo, la frecuencia de este comportamiento varía con la edad. La agresión física (rasguños a los compañeros de clase) es común en niños pequeños, pero se convertirá en un comportamiento anormal si persiste, significativamente, después de los 4 años.
¿Qué causa los trastornos de conducta infantil?
Todavía se están estudiando las causas de los trastornos de conducta. Los expertos sugieren la importancia de los factores perinatales: madre muy joven, uso de sustancias durante el embarazo y factores genéticos.
Otros trastornos asociados también destacan sin que se establezcan vínculos causales. Así, los trastornos de ansiedad y depresión se convierten, generalmente, en trastornos de conducta. La hiperactividad también está relacionada con estos problemas. Los niños hiperactivos pueden tener trastornos de conducta.
¿Delincuencia o trastorno del comportamiento?
Los expertos del INSERM reconocen como trastornos de conducta la falta de justicia social. ¿Eso significa que la delincuencia es una enfermedad que debe detectarse? ¿Se debe tratar a futuros delincuentes desde la infancia, incluso antes de haber hecho algo malo?
Prevención de trastornos de conducta en niños
El grupo de expertos del INSERM sigue siendo cauteloso en sus recomendaciones y pide que se evalúe la importancia de los trastornos de conducta.
Los científicos hacen propuestas concretas para ayudar a los padres a poner límites a la violencia de los niños:
• Asesoramiento y orientación a los padres.
• Información a los padres sobre la influencia negativa de los juegos y programas de video violentos en sus hijos.
• Visitas domiciliarias regulares.
• Formación de profesores para la detección de trastornos de conducta en niños.
¿Qué tratamiento existe para los trastornos de conducta infantil?
El tratamiento de los trastornos de conducta implica una terapia psicológica. Son terapias diseñadas para ayudar al niño a encontrar soluciones a los problemas que presenta. Puede ser también terapia familiar.
Los expertos recomiendan un ambiente alejado de otra persona que también presente trastornos de conducta. Además, los tratamientos farmacológicos pueden ser propuestos no para tratar el trastorno de conducta, sino para limitar los síntomas: los antipsicóticos y los psicoestimulantes reducen la impulsividad y estabilizan el ánimo del trastorno bipolar asociado.
Un trastorno controversial
Algunos psiquiatras protestan contra la psiquiatrización excesiva de todos los aspectos de la vida, incluida la educación.
La experiencia y el sentido común deben prevalecer. Hay que ofrecer tratamiento y medicalización.
Los padres deben definir cuándo la oposición de sus hijos es normal y cuándo se trata de enfermedad. Por no mencionar el comportamiento agresivo o violento en el que el niño vive, la falta de puntos de referencia o eventos externos. En estos casos, es necesario abordar las causas en lugar de tratar las consecuencias.
Adolescentes violentos, ¿quién tiene la culpa?
El rechazo a la autoridad de los padres, los gritos, los golpes… La violencia es, a menudo, la comunicación de los adolescentes. Pero ¿por qué hay tanta agresividad? ¿Cómo frenar el fenómeno? A continuación, algunos consejos.
Cuando la adolescencia es sinónimo de violencia
La adolescencia de sus hijos no es tarea fácil para muchos padres. En su búsqueda de autonomía, las niñas y los niños tienden a buscar el conflicto e incluso rechazan a su familia con violencia.
Violencia adolescente: situación actual
¿Son los adolescentes más violentos actualmente? Un informe realizado por el Observatorio Nacional de la Delincuencia sugiere que las agresiones causadas por menores de edad van en aumento.
Los medios de comunicación están mostrando un aumento de la violencia entre los adolescentes. Pero, ¿qué es realmente lo que sucede?
Más violencia
El Observatorio Nacional de la Delincuencia publicó recientemente un informe que analiza los conflictos de los menores.
Primera observación: el número de acusados por «la integridad corporal» (asalto, robo, extorsión, amenazas, chantaje, violación…) se incrementó en un 55% entre 1996 y 2003. Por lo tanto, aumentó de 24 000 casos a 37 000 en menos de ocho años. En el 20% de los casos, los adolescentes estaban involucrados.
Se pueden distinguir varios casos en que los aumentos son importantes:
• Violencia física «gratuita», 83%.
• Peleas, 68%.
• Violencia contra los representantes de la autoridad, 83%.
• Violencia sexual, 68%.
Hay que destacar que «las amenazas a la extorsión», el crimen organizado, involucra cada segundo a mayor cantidad de menores de edad.
¿Es algo específico de los adolescentes?
¿Este fenómeno es específico de los adolescentes? Durante el período 1996-2003, la sociedad se volvió más violenta. El aumento de los acusados por atentar contra la integridad física se incrementó en un 50% en todas las edades.
Más declaraciones
Pero, ¿es posible decir que la violencia está aumentando en proporciones alarmantes entre los jóvenes? El tema es ampliamente discutido en las escuelas, ya no es tabú.
Las escuelas se han asociado con la ley para frenar este problema (las intervenciones en las escuelas secundarias aumentan). Las víctimas tienen menos miedo de hablar y los culpables son acusados con mayor facilidad.
El mismo fenómeno sucede con la violencia sexual (las víctimas tienen menos miedo de hablar).
La violencia cotidiana
Parece aumentar la violencia en las escuelas secundarias pero son, sobre todo, los pequeños actos de violencia «ordinaria» los que experimentan mayor incremento:
• Deterioro de la propiedad pública o privada (35% varones y 49% niñas entre 1999 y 2003).
• Robo de objetos de más de 15 euros (15% niños, 29% niñas).
Sin embargo, la violencia más grave: golpear a un profesor, prender fuego y amenazar con un arma, no aumentan. El informe pone de relieve las diferentes tendencias por sexo. La violencia más grave tiende a ser masculina, pero algunos comportamientos progresan en las niñas: peleas y robos en tiendas.
Mi hijo se vuelve violento, ¿es normal?
La violencia es una expresión normal de la vida y es importante canalizarla. En la adolescencia, los cambios pueden ser dolorosos.
Los cambios psíquicos no son fáciles de vivir (cambio de imagen, emociones vividas, impulsos…). Vuestro hijo descubre la violencia que existe en cualquier sociedad. Su descubrimiento tiene un impacto significativo sobre el terreno emocional de la adolescencia.
Los impulsos agresivos pueden canalizarse a través de la práctica del deporte, que permite que el niño utilice su energía sobrante y evacue la agresión.
Cuando un adolescente se vuelve violento evidencia que está sufriendo. Por medio de este comportamiento trata de ocultar su ansiedad. A continuación, es necesario entender el origen de este cambio antes de que llegue demasiado lejos y encuentre otras maneras de expresar este sufrimiento. Puede requerir ayuda externa.
Un comportamiento violento agravado denota una brecha real en las percepciones de los límites morales. Por tanto, es urgente actuar antes de que se convierta en un peligro para sí mismo o para otros.
Crisis de la adolescencia: ¿por qué tanta violencia?
Es difícil ser padre de un adolescente en crisis porque este pasaje al mundo de los adultos es cada vez más violento. ¿Cómo ayudarle a encontrarse a sí mismo?
La adolescencia es un momento difícil para los jóvenes y para los padres que deben gestionar el conflicto.
El conflicto
La crisis de la adolescencia está marcada por la oposición: el adolescente está buscando y tratando de encontrar su lugar dentro de la familia y la sociedad. Y esta búsqueda, a menudo, implica conflicto. Es difícil para los padres mantener la calma ante un joven que nunca escucha y hace lo que quiere.
Sin embargo, este comportamiento y provocación constante están relacionados con una paradoja: el miedo a ser abandonado y que no se hagan cargo de él. El miedo a perder la atención de los demás.
Estos enfrentamientos son profundamente inquietantes.
Cada vez más violencia
Si la crisis de la adolescencia siempre ha existido, sus manifestaciones son cada vez más violentas, lo que refleja un malestar creciente. ¿Se debe a que ahora es aún más complicado encontrar un lugar en la sociedad? Aumentan conductas y trastornos en la adolescencia como la anorexia, la bulimia, el abuso de drogas…
Según los expertos, en el 15-20% de los casos, el adolescente puede sentirse abrumado por lo que le sucede y entrar en una espiral descendente. Mientras que algunos se refugian en el aislamiento, otros expresan su malestar mediante una revuelta más o menos violenta. Las manifestaciones más extremas (delincuencia, suicidio…) afortunadamente sólo se dan en una minoría de jóvenes.
Cómo manejar esta crisis
Se hace que sea cada vez más difícil para los padres gestionar esta transición a la edad adulta.
Ten en cuenta que el adolescente necesita puntos de referencia sólidos a los que aferrarse y los padres deben proporcionárselos. Será difícil para un adolescente seguir unas reglas de vida que sus padres no respetan.
No dudes en consultar a un especialista, incluyendo psiquiatra infantil.
Cuando se convierte en un peligro para los demás
La violencia externalizada es cada vez mayor entre los jóvenes. Más común en los niños, se trata de una expresión de infelicidad clara. Cuando los adolescentes roban, extorsionan o trafican con drogas, tratan de llenar las frustraciones que padecen en su vida afectiva y familiar.
A menudo, estos comportamientos se han generado por padres que, por miedo a decepcionar al niño, no han tomado su papel como padres. El adolescente no se siente seguro en su entorno familiar.
Por lo tanto, para evitar sufrimiento, se generará más.
Cuando los padres noten que el comportamiento del niño es autodestructivo, es vital que se mantengan firmes con el fin de que no se convierta en un ser marginal. Se recomienda recurrir a ayuda externa.
¿Contra sí mismo?
Los niños tienden a ser violentos hacia los demás. Las niñas no emplean la violencia contra ellas mismas.
Para contener «demonios internos» o frustración excesiva, el adolescente empleará sus ataques de violencia contra sí mismo. Este tipo de actitud es, a menudo, precursora de actos suicidas. Las lesiones personales pueden ser cortes de navaja, quemaduras de cigarrillo y hematomas en la cara o extremidades.
Este comportamiento puede estar motivado por el odio a sí mismo, que no es otra cosa que la hostilidad de rebote (imaginada o real) de los demás hacia uno mismo. La anorexia y la toma de medicamentos pueden causar este comportamiento. Por tanto, es urgente oír estos gritos de auxilio, escuchar a los adolescentes y pedir ayuda externa.
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