Tener un segundo hijo: cómo preparar la llegada de un hermanito y decirlo

Él es tu primer hijo. El único. El centro de tu atención. Pero, un bebé va a llegar y pasará a ser tu hijo mayor. ¿Cómo se le debe preparar para esta revolución? Nos da las respuestas Elisabeth Darchis, psicóloga clínica y terapeuta matrimonial y familiar.

¿Un hermanito o hermanita?

Tener un segundo hijo

Tener un segundo hijo

Tu primer hijo tiene dos, tres, cuatro años… Vuestro deseo de agrandar la familia es cada vez más fuerte. Mientras que unos padres mantienen este deseo en secreto hasta que se materializa, otros lo comparten con sus hijos para que participen plenamente en la decisión final.

«Podemos hablar de deseo pero no darle la impresión al niño de que es él quien decide», advierte Elisabeth Darchis. Que él decida, le llenaría de responsabilidad.

Ni demasiado pronto ni demasiado tarde

Náuseas, fatiga y un pequeño vientre abultado son los primeros signos de embarazo. ¿Cuándo se le debe hablar al niño del embarazo de su mamá? «Todo depende de la edad del niño y su carácter», dice Elisabeth Darchis. “También de los padres y su disposición a informarle más o menos temprano”.

Sin embargo, lo mejor es esperar hasta la primera ecografía para asegurarse de que el bebé está bien. A un niño pequeño, los nueve meses le van a parecer una eternidad. Puedes esperar un poco hasta que intuya que «algo» está pasando.

«Decirle que se equivoca si lo que dice es verdad alteraría negativamente su relación con la realidad. Cuando se lo digas tienes que elegir un momento en que estés disponible para responder preguntas y disipar temores», advierte la psicóloga.

Una mentalidad positiva

¿Qué palabras usarás para darle la noticia? No existe una fórmula mágica pero sí deberás tener un estado de ánimo positivo. «Debes transmitir a tu hijo felicidad ante la llegada de un hermano o hermana. Explícale lo importante que es tener hermanos», dice la psicóloga.

“Las palabras deberán fluir con naturalidad al anunciar esta buena noticia. Nunca te justifiques o disculpes por tener un segundo hijo. Esto no excluye, por supuesto, tranquilizar al niño diciéndole que nunca le faltará vuestro amor”.

«No hay necesidad de demostrarle preocupación. Esto haría parecer que el bebé es peligroso», dice Elisabeth Darchis.

La regresión hace que el niño se adapte mejor al cambio

Mientras el vientre de la madre aumenta, el hijo mayor puede sufrir una regresión: reclamar el biberón que tan orgullosamente rechazó hace unos meses, orinarse en la cama, volverse más caprichoso… ¿Debería preocuparnos este retroceso en su desarrollo? «No, por el contrario”, asegura Elisabeth Darchis.

La regresión es, normalmente, buena señal. Indica que el niño está preparado. «¿Qué le hace a la mujer embarazada comer fresas, al padre engordar unos kilos y a los abuelos repasar los álbumes de fotos? Toda la familia se prepara para la llegada del bebé. La regresión es un signo de la remodelación de sus puestos y la preparación para la ampliación de la familia», dice la psicóloga.

Los celos son una reacción natural

«Al igual que la regresión, los celos son una reacción natural en el proceso de admisión de un nuevo bebé”, dice Elisabeth Darchis. «Los celos son buena señal. Significa que el niño se da cuenta que debe fijarse una nueva organización».

Si los padres no están demasiado ansiosos, los celos desaparecen de forma natural, pero es probable que persistan si los padres toman precauciones para «proteger» al bebé. Por ejemplo, si no se le deja al niño, con ayuda, cuidar del bebé creerá que éste es peligroso.

El amor infinito de los padres

«Siento que traiciono a mi hija. Tengo miedo de no tener suficiente tiempo para ella», comenta Ingrid, embarazada de ocho meses.

«A veces, los padres confunden el intercambio de amor con el tiempo compartido. El amor de los padres no se divide como un pastel. Un enorme corazón se construye para cada niño y en ningún caso los corazones están divididos», insiste Elizabeth Darchis.

El modo de pensar de los padres puede afectar, en gran medida, a la reacción del niño. Los padres deben convencerse que ofrecer un hermano o hermana a su hijo es un don. Es premisa básica para que se prepare, serenamente, toda la familia para dar la bienvenida a un nuevo niño.

Ante la llegada del segundo hijo, ¿cómo reaccionará el primero?

Estás esperando tu segundo hijo y te preguntas: ¿cómo lo tomará mi hijo mayor? Seguramente que no os habéis decidido a tener un segundo bebé para complacerle, sino porque lo deseabais. No hay razón para sentirse culpable.

Sólo tienes que encontrar la manera correcta y el momento adecuado para decírselo. No hace falta hacerlo demasiado pronto. Es mejor esperar hasta que pase el riesgo de aborto. Un niño pequeño vive en el presente y nueve meses son una eternidad para él.

Tan pronto como el niño sabe que va a tener un hermano o hermana escuchará treinta veces al día: «Esto te sucede por el embarazo».

Muchos niños adivinan el embarazo de su madre antes de ser informados. Sienten vagamente que su madre ha cambiado. Está más cansada, a veces no se siente bien. Se fijan en conversaciones, miradas, actitudes… Se preocupan.

Lo mejor es tranquilizarles y decirles, claramente, lo que está sucediendo. Aunque tenga pocos años, el niño es capaz de entender que pronto dejará de estar solo con sus padres y la organización familiar cambiará.

El hijo mayor necesitará sentirse escuchado y valorado

Una vez que le hagas el anuncio de tu embarazo con palabras sencillas presta atención a las señales enviadas por tu hijo. Algunos estarán orgullosos de la llegada de su hermanito. Otros permanecerán indiferentes hasta que el embarazo no llegue a su fin. Otros dirán que ellos no pidieron un hermanito e intentarán golpear el vientre en el que crece el «intruso».

Esta reacción no es anormal ni dramática. Cualquier niño puede tener sentimientos contradictorios ante la idea de tener que compartir el amor de sus padres.

Decirte que tienes que «tirar el bebé a la basura» le permitirá dar rienda suelta a su ira y aumentará las posibilidades de que las cosas estén bien cuando llegue el bebé. Lo que el hijo mayor necesita es ser escuchado y valorado.

Muéstrele fotos del bebé y pídele que te ayude, en pequeñas dosis, en la preparación de su llegada. Pregúntale, por ejemplo, qué regalo elegiría para dar la bienvenida al recién llegado.

No depende de él elegir el nombre. Es cosa de los padres.

Es mejor no involucrarle en el embarazo. Asistir a las sesiones de ultrasonidos es un asunto de adultos. Un momento íntimo de la pareja. Es importante mantener un poco de misterio.

Cada niño debe encontrar su lugar

Cuando el recién nacido llega a casa puede ser visto por el hermano como un intruso. Como explica la psicoterapeuta Nicole Prieur: «El sentimiento fraternal crecerá por la complicidad y la solidaridad. El objetivo no se da inmediatamente. Se construye”.

«Lo que experimenta el hijo mayor al principio, es un sentimiento de pérdida porque ya no es el centro de la mirada de sus padres. Pierde su exclusividad en favor del recién llegado que grita todo el tiempo y, además, no puede jugar con él.

Esto no es necesariamente una pérdida emocional. Los hijos mayores saben que son queridos por sus padres, pero su pregunta es: «¿Voy a seguir siendo importante para mis padres?». Este temor puede hacerle creer al niño que todo era mejor antes del nacimiento de su hermanito.

Estos pensamientos hacen que el niño se forme una imagen negativa de sí mismo. Sobre todo cuando los padres le dicen que no es bueno tener celos y debe ser amable con su hermanito o hermanita. Para restaurar su autoestima, es esencial señalarle todo lo que no puede hacer por sí mismo el bebé mostrándole todas las ventajas de su posición de «grande».

La rivalidad y el amor fraternal

Aunque esperes con impaciencia que exista una complicidad entre el hijo mayor y su hermanito, que le quiera, evita frases como: «Sé amable, dale besos. Mira que guapo es”.

«El amor no puede ser ordenado pero el respeto, sí. Es esencial que enseñes al hermano mayor a respetar al pequeño. Que no sea violento física ni verbalmente con él. Y viceversa, por supuesto. Ahora sabemos cómo las relaciones entre hermanos tienen un fuerte impacto en la construcción de la identidad. Debe implantarse, de inmediato, el respeto mutuo.

Otro error común, es pedirle al hermano mayor que comparta sus juguetes. Cada niño debe respetar el territorio del otro y sus propiedades. Aunque compartan la misma habitación deberán tener juegos y espacios personales que el otro no invada.

Aplica la regla: «Lo que es mío no es necesariamente tuyo».

Es necesario el entendimiento entre hermanos y hermanas para que las alianzas se creen. La fraternidad surge con el tiempo. Los niños están, por naturaleza, muy tentados a jugar con otros niños. El mayor y el pequeño entienden que es más divertido compartir, inventar nuevos juegos juntos, unir fuerzas. En la familia cada hijo tratará de ser el mejor. Los padres están ahí para tranquilizarles y hacerles entender que hay espacio para dos, tres, cuatro y más.

¿Hay una diferencia de edad ideal entre los hermanos?

No, pero podemos decir que un niño de 3 o 4 años apoya más la llegada de un hermanito ya que su posición tiene grandes ventajas. Un niño menor de 18 meses no verá ningún beneficio en ser «grande» porque aún es pequeño. La regla es simple: cuanto más cerca estén los hermanos en edad (especialmente si se trata del mismo sexo), más rivalidad habrá entre ellos y más les costará construir su propia identidad. Cuando la diferencia es grande, más de 7 u 8 años, hay menos rivalidad pero la complicidad es menor.

¿Cómo se prepara al hijo mayor para la llegada de su hermanito?

Llegada de un hermanito

Llegada de un hermanito

En pocos meses darás a luz a tu segundo hijo. Una gran noticia para toda la familia. También, un trastorno para tu hijo mayor que deberá encontrar su lugar. Aquí hay ocho consejos para prepararle en su nuevo papel de «grande».

Lo anunciarás en el momento adecuado

La prueba del embarazo es positiva y sueñas con compartir la alegría que sientes con tu hijo. Decirle que tendrá un hermanito o hermanita. ¿Se lo anuncias? Si no te lo pregunta, y en tu vientre no se nota, espera tres meses para decírselo.

Sin embargo, si observas cambios en su comportamiento dale la noticia diciendo, por ejemplo: «Papá y yo vamos tener un bebé. Tú tendrás un hermanito o hermanita».

Asegúrale que vuestro amor por él se mantendrá sin cambios

Para tu hijo pasar a ser el hermano mayor no es fácil. Acostumbrado a que cuides de él a tiempo completo, teme que le dediques menos tiempo con la llegada del bebé.

Seguramente lo harás, pero asegúrale que tu amor por él no cambiará con la llegada de su hermanito o hermanita.

Las ecografías pueden ayudar

Si tu hijo no parece muy entusiasmado con la llegada de su hermanito, muéstrale la ecografía del bebé. Esto le ayudará a entender lo que está sucediendo. Una pequeña cabeza, un pie… Explícale la alegría que sientes en ese momento.

Déjale participar en los preparativos

Cuando te falten unas semanas para dar a luz déjale participar en los preparativos. Por ejemplo, puede ayudarte a elegir el color de las paredes de la habitación o los primeros pijamas para ponerle a su hermano o hermana en la sala de maternidad. ¿Quiere darle uno de sus animales de peluche? Buena idea

El nombre

¿Dudas entre varios nombres y no te decides? Habla con tu hijo. ¿Prefiere que su hermanita se llame Estela o Liliana? Se sentirá orgulloso de participar.

La primera reunión con el bebé

Su hermano pequeño ya está aquí. Por fin descubrirá a ese bebé misterioso. Déjale que se acerque y explícale que debe tratarle con cuidado porque su hermano es frágil.

¿Se sentirá intimidado? Es normal. Ofrécele que, con tu ayuda, le coja en sus brazos. ¿Duda? No le fuerces. Ya llegará el momento.

¿Le das un regalo?

Tú decides, pero no es un requisito necesario o una tradición. Si tu hijo conoce vuestro amor por él, nada cambiará. No se sentirá preocupado. Pero, nada te impide ofrecerle un pequeño juguete para celebrar su nuevo estatus explicándole que esa fecha será el cumpleaños de su hermanito o hermanita.

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