¿Cómo afectan las emociones en el embarazo?
El embarazo cambia la vida y la futura madre debe ser capaz de afrontar los cambios de la mejor manera. No puede dar espacio a los miedos, presiones, angustias o situaciones de estrés. No todas las preocupaciones o angustias vividas por la madre afectarán al bebé. Las dificultades que pueden superarse rápidamente son inofensivas.
El vínculo entre el bebé y su madre se inicia en el útero. Y es en esta etapa temprana cuando se empieza a forjar la personalidad del niño. Aún y cuando es algo complejo investigar acerca de las emociones de la madre y sus efectos en la vida intrauterina, son muchos los estudios que demuestran que las actitudes y sentimientos de la madre sí ejercen cierta influencia en el desarrollo emocional del bebé y en su personalidad.
De acuerdo a las emociones que sienta la madre, el bebé a través de la placenta puede recibir en cuestión de segundos ciertas sustancias químicas. La ira libera adrenalina, el miedo libera catecolaminas, el estrés libera cortisol y la euforia libera endorfinas. Es necesario destacar que el vínculo del niño con su madre y el mundo externo se produce a través de la placenta, por donde además del alimento se transmiten las emociones. Independientemente de que la emoción sea positiva o negativa, siempre habrá un efecto en el bebé.
El desarrollo del feto se realiza de manera gradual. En la octava semana aproximadamente, el feto comienza a desarrollar el sentido del tacto. A las dieciséis semanas retrocede ante la luz. A las veinte reconoce la voz de la madre. A las veinticuatro ya casi todos sus órganos sensoriales están maduros. A las veinticinco reacciona a la música. Es a partir de los seis meses de gestación cuando responde a los cambios de humor maternos.
Corajes en el embarazo afecta al bebe
El estrés o excitación prolongada en la madre afecta la salud física y mental del bebé en desarrollo, generando con mayor fuerza movimientos en él. La frecuencia de estos movimientos disminuye cuando la madre se encuentra en completa paz, tranquilidad y armonía.
Durante la etapa del embarazo el padre juega un rol fundamental para garantizar un excelente estado emocional en la madre y por ende en el bebé. Esto se logra a través de la comprensión, el amor, la tolerancia y mucha paciencia. Hay que considerar que la etapa prenatal genera mucha sensibilidad en la madre, por lo que se deben cuidar las acciones y las palabras.
Llorar y estar triste en el embarazo afecta al bebe
Sin embargo, no todas las preocupaciones o angustias vividas por la madre afectarán al bebé y es importante conocerlo. Las emociones que realmente son perjudiciales e influyen negativamente están relacionadas con las que generan perturbación latente como la muerte de un familiar, una separación, mala relación de pareja, violencia intrafamiliar, etc. Las dificultades que pueden superarse rápidamente son inofensivas.
La manera de contrarrestar los efectos negativos de las emociones maternas en el bebé, es realizar técnicas que favorezcan el vínculo afectivo entre los padres y el feto. Entre ellas está la de fomentar una constante comunicación con el pequeño estimulándole a través de las caricias, hablándole, cantándole, contándole historias, bailando, escuchando música, meditando.
Se puede conectar con el bebé a través de los pensamientos expresándole todos los sentimientos bonitos que se tienen hacia él. De forma relajada, con una respiración profunda, se puede visualizar en la mente al bebé sano, felíz, sonriente, hermoso, cargándole, durmiendo con él o amamantándole. Tales visualizaciones serán un canal para obtener sensaciones de calma y felicidad.
A partir de los cuatro meses de gestación ya puedes hablar con el bebé porque está en capacidad de percibir los diferentes sonidos del exterior y, en especial, la voz de su madre sonido que preferirá por encima de cualquier otro. Enfocarte en conversaciones amenas con el pequeño es una manera de transmitirle emociones bonitas.
Lo agradable ante lo desagradable
El hecho de que la madre y todas las personas a su alrededor se comprometan a llevar el embarazo en un ambiente armonioso y afectuoso, permitirá que el feto desarrolle de mejor manera los reflejos inconscientes. En consecuencia, contará con la oportunidad de vivir con mayor amplitud desde el amor y la comprensión y no desde el miedo y la ansiedad.
El embarazo cambia la vida y la futura madre debe ser capaz de afrontar los cambios de la mejor manera. No se puede dar espacio a los miedos excesivos, presiones, angustias o situaciones de estrés. Desde el comienzo y con el apoyo familiar se debe procurar un ambiente donde reine el amor, la paz, la armonía y la alegría. La madre debe cuidar su cuerpo por lo que deberá tener hábitos saludables y cuidar su alimentación, evitar cigarrillos y alcohol y realizar ejercicio físico moderado para alcanzar un buen estado emocional. En el caso de presentarse síntomas de ansiedad, es conveniente realizar actividades de relajación o practicar yoga para invertir las emociones negativas en positivas.
Entre los temores más frecuentes que asaltan a las madres está el de que el bebé no sea normal. Deberá llevar un estricto control médico que hará seguimiento a la evolución del feto. Otro temor es no tener la capacidad de complementar el deber maternal con el profesional. Al final, llegará a dar con la coordinación necesaria.
El no poder amamantar o quedar “gordas” son otras preocupaciones que asaltan a las mujeres durante el embarazo, lo que necesariamente no tiene que ser la realidad. Y una muy común es perder la atención de la pareja por no “verse atractivas” cuando en realidad sucede todo lo contrario.
El acompañamiento y apoyo de la pareja permite erradicar estos temores, pero en el caso de que estas u otras emociones negativas sean difíciles de superar, puede recurrirse a un profesional que aporte estrategias para la resolución de los conflictos presentes en el interior de la madre.
Depresion durante el embarazo consecuencias
Es importante cuidar los aspectos que puedan alterar a la mamá durante el embarazo. Cosas que parecieran simples y comunes en la rutina familiar como los problemas económicos, evitar la relación con personas problemáticas o tóxicas, permitirse un control adecuado del peso y desarrollo del embarazo, deben ser una constante durante tan importante etapa de la mujer para obtener un hijo felíz. Reiteramos la necesidad de evitar todo aquello que genere estrés.
Para generar un efecto positivo en el estado emocional del bebé se debe procurar llenar de estímulos positivos a la madre, por ejemplo besos, caricias, abrazos, darle regalos, sorprenderla con detalles, ayudarle compartiendo las labores del hogar, etc.
La comunicación y el buen trato entre la pareja ayuda sobremanera. La sensibilidad que se desarrolla durante el embarazo se debe aprovechar para profundizar en las emociones y así vivir intensamente las positivas y dejar a un lado las negativas. Acercarse a la pareja, hablar y compartir todo lo que sea necesario, es una buena técnica. Procurar bienestar teniendo cerca a los amigos y familiares ayuda a hacer más llevaderos los cambios de ánimo.
La salud emocional del bebé es lo primero
Ha quedado claro que dependiendo de la relación que tenga la madre con el mundo que le rodea, serán las actitudes del bebé en desarrollo durante toda su vida. Aún cuando el feto no es capaz de tener emociones, sí tiene sensaciones de bienestar, placer, alarma o sobresalto.
Ese abanico de experiencias sensoriales transmitidas por la madre proporcionará al bebé su capacidad de enfrentarse a la vida desde una óptica de alegría, tristeza, desolación, rabia o soledad. Las emociones positivas atenúan el sistema cardiovascular y refuerzan el sistema inmune del pequeño. Las contrarias debilitan el sistema inmune y colocan al bebé en una situación vulnerable para adquirir enfermedades.
Toda acción positiva dirigida a proporcionar una conexión estrecha con el bebé producirá una reacción bioquímica de placer, generando endorfinas beneficiosas para el pequeño. Ahora bien, es muy difícil que la madre no pase por situaciones de disgusto o molestia. Lo realmente dañino es que permanezca encerrada en ellas todo el día, todos los días.
El bebé tiene memoria de las sensaciones vividas durante el periodo de gestación y al nacer podrá demostrar plena felicidad o estados de tristeza y silencio.
Queda en manos de la madre embarazada, el padre, la familia en general y el entorno adecuado, la salud emocional de los niños. Debe ser un plan común de todos lograr que la futura madre se sienta menos estresada, ansiosa, deprimida. Especialmente porque este tipo de emociones generará en el bebé sensaciones que a la larga pueden favorecer el padecimiento de problemas como síndrome de déficit de atención, dificultades para el aprendizaje o hiperactividad. Ciertamente, aunque son problemas tratables, pueden desencadenar irregularidades en el comportamiento del niño.
El afecto permanente que sienta la madre, acompañado de un ambiente lleno de energía positiva, tranquilidad y paz, son los ingredientes necesarios para llevar un embarazo sano y feliz, lo cual se traducirá en el nacimiento de un niño emocionalmente sano y preparado para afrontar la vida desde una perspectiva sólida y positiva.
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Lindo