¿Cómo controlar la agresividad de mi hijo?
Te has preguntado ¿cómo puedes controlar la agresividad de tu hijo? Aquí te ofrecemos una guía para que lo logres. Sabemos que algunas actitudes de su comportamiento te preocupan y que muchas veces no sabes cómo manejarlas, pero hay acciones que puedes realizar para mejorar esas reacciones que presenta cada vez que se molesta o altera por alguna situación. Deja de preocuparte, sigue leyendo y comienza a poner en marcha estos consejos que te darán soluciones.
Lo primero que debes hacer es buscar la respuesta a la agresividad de tu hijo. El diagnóstico es importante para saber cómo resolver el problema. Hay varias causas que debes evaluar, por ejemplo, si tiene baja la autoestima. También puede contribuir a ese sentimiento el no sentirse tan querido como desea. La televisión y los videos juegos pueden jugar un papel influenciador y definitivo en estos casos. Lo mejor es vigilar lo que ve a través de la pantalla y sus dispositivos de entretenimiento. Recuerda que los modelos de conducta muchas veces se imitan.
Tu hijo es agresivo si su conducta:
- Hace daño, bien sea física o psíquicamente, a la persona con la que se molesta.
- Da patadas.
- Empuja con fuerza.
- Grita.
- Insulta.
- Da golpes a la pared u objetos.
- Tira cualquier cosa al suelo.
- Muerde.
- Dice groserías o malas palabras.
¿Cómo tratar a un niño agresivo? ¿Qué puedes hacer para que deje de ser agresivo?
La comunicación es lo primero
Tienes que tratar de calmar su ánimo creando un clima de confianza cuando esté alterado. Debes comunicarte con él de tal manera que entienda que molestarse no está mal, pero que tiene que hacerlo sin agredir. Explícale que cuando se enfade debe manifestarlo con palabras y sin gritos. Que hay maneras de resolver cualquier situación.
No le respondas con más violencia
No le grites ni te pongas a su nivel porque te responderá de la misma manera. Cuando tu hijo esté agresivo debes tener una actitud tolerante. Debes decirle tranquilamente que quieres escucharle. La idea es que se calme y que te explique la situación. Si no lo logras, desiste de la idea y dile que solo cuando deje la agresividad podréis conversar.
Castiga la agresividad
Si después de intentar calmarle no obtienes el resultado esperado y sigue con los gritos y golpes, ha llegado el momento de castigarle. Que se vaya a su dormitorio hasta que se calme. Si sus actitudes agresivas son reincidentes, restríngele el acceso a internet y la televisión. Así entenderá que lo que hace no está bien y comenzará a cambiar su actitud. Si tu hijo tiene menos de cinco años y se pone agresivo, no le prestes atención hasta que deje de llorar.
Actúa a tiempo
No esperes demasiado. No des la oportunidad a tu hijo de tener un comportamiento incontrolable. Debes intervenir con la fase de conversación en cuanto te des cuenta que se molesta y altera. Recuerda que un castigo a tiempo puede evitar que en el futuro sea un adulto altamente peligroso por su agresividad.
Dale motivos para revertir la agresividad
No todo deben ser regaños o castigos que reforzarán su actitud. Genera oportunidades de éxito para él. Es muy simple aunque parezca complicado. Sólo tienes que felicitarle por las cosas que haga bien. Ordenar su cuarto, recoger su plato de la mesa, vestirse solo y contener su rabia son motivos suficientes para elogiarle.
Da ejemplo
La mayoría de los niños actúan por imitación y los padres son su modelo a seguir. Así que lo más normal es que si te ven gritar cada vez que te enfadas, ellos hagan lo mismo. No pierdas la paciencia nunca frente a ellos porque copiarán esa reacción. Si quieres que tu hijo no sea agresivo, tienes que ser congruente con tus acciones.
Firmeza, ante todo
Ya sabes qué hacer si tu hijo se pone agresivo como respuesta a una rabieta. Intentar conversar con él o alejarse son las primeras opciones, pero si se pone agresivo con un hermano u otros niños, tienes que actuar con mucha firmeza. No le grites o regañes ante el resto de personas. De momento, basta con que le apartes del lugar. Después habrá tiempo para que converses con él.
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